ProDESC: 15 años de construir espacios de esperanza y dignidad

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ProDESC: 15 años de construir espacios de esperanza y dignidad

15 años ProDESC

Este es un año que sin duda cambió la vida para todas y todos en México; y en todo el mundo. 2020 trajo consigo pérdidas incalculables en la vida de las personas y en la del planeta mismo.

La pandemia provocada por la COVID-19 ha mostrado que llevamos los últimos años sobreviviendo a la explotación y a un consumo desproporcionado de los recursos más importantes, así como de la población más vulnerable.

La desigualdad como lo he planteado ya en otro espacio es la real pandemia y las mujeres, las consideradas minorías como los pueblos indígenas así como los y las trabajadoras, seguimos siendo quienes mantenemos andando la rueda de la economía sin ser reconocidas y mucho menos protegidas adecuadamente.

Ante este panorama que nos intenta ilustrar algo más complejo, debemos mirar y tratar de cambiar desde dónde estamos paradas. En mi caso y en el caso de las y los defensores que forman parte de ProDESC, esa es la pregunta que queremos responder en el marco de nuestro aniversario número 15. 

Hacer un recuento de lo que nos imaginamos en el 2005, lo que podíamos hacer y lo que realmente hemos alcanzado, pero principalmente esta es una oportunidad para repensar lo que queremos hacer en los próximos 15 años de trabajo adelante.

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ProDESC nació después de 10 años de mi trabajo como defensora de derechos humanos en diferentes organizaciones, todas importantes, todas de las cuales aprendí mucho, Kinal Antsetik, CEREAL, CEJIL y el Centro ProDH.

En todas ellas encontré defensores y defensoras llenos de compromiso, de valentía, de creatividad, de ideales, de locura y de esperanza. 

También estábamos llenos de cansancio, de soledad, de condiciones precarias, de prácticas hostiles y descrédito; todo como parte de nuestra condición humana, sin decir el agotamiento de luchar por un poco de justicia en un país en donde la injusticia es la regla y el círculo de impunidad se ha mantenido por décadas. 

La reflexión sobre los DESC era aún escasa y basada, en muchos espacios, en una lógica de firma de pactos con poco enganche a la realidad social del país y a lo que implica su goce y disfrute. 

Ya en el 94 los zapatistas hablaban del contenido político de los DESC en la declaración de la Selva Lacandona, pero en el movimiento de los derechos humanos aún no habíamos vinculado con claridad la importancia de no solo proteger y exigir estos derechos sino de hacerlos justiciables. 

En ese contexto en 2005 nace ProDESC, que casualmente (o no), coincidía con la década del levantamiento público zapatista y de la firma del TLCAN.

Los estragos ya eran más claros, hacia los DESC y principalmente hacia la precariedad laboral, la política de despojo de la tierra de los ejidos y del territorio de los Pueblos Indígenas, además la violencia en todas sus formas hacia las mujeres aumentaba sin que se hicieran esfuerzos reales para pararla y sancionarla.

En ese momento la decisión fue crear una organización que no solo promoviera los DESC, sino también que litigara las violaciones a estos derechos en lo local y en lo global. Tres mujeres nos imaginamos que era posible, Ana Paola Gutierrez, Aurora De la Riva y yo. Iniciamos con préstamos y mucha convicción, quizás también con algo de ingenuidad.

En la construcción de este Proyecto caminamos juntas unos años y después se integraron más colegas, más casos y la claridad de que nuestra metodología de Defensa Integral tenía que integrar dos elementos específicos: fortalecer los procesos organizativos y aprender a investigar las corporaciones.

También aprendimos que somos feministas y que nuestro equipo se compone por hombres y mujeres con diversas formas de vivir la vida y de relacionarse amorosamente. Creemos en las estructuras organizativas y en que lo colectivo no significa lo mismo para todos y todas.

Reflexionar sobre estos 15 años de historia y tener que elegir un solo caso para mencionar es imposible; todos los casos acompañados nos han dejado aprendizajes profundos, que seguimos retomando para mejorar nuestro trabajo. 

Por nombrar a algunos, vale la pena mencionar el acompañamiento a la Asamblea Popular del Pueblo Juchiteco, en donde ProDESC acompañó la primer consulta indígena realizada bajo las reformas a la Ley de la Industria Eléctrica; el apoyo al Ejido de La Sierrita, en Durango, en defensa de su tierra que había sido arrebatada por la minera canadiense Excellon y la conformación de la Coalición de Trabajadoras y Trabajadores Migrantes Sinaloenses, como un grupo articulado que defiende los derechos de las personas trabajadoras en México y Estados Unidos.

La construcción y consolidación de la Coordinadora Nacional de Defensoras de Derechos Humanos Laborales que agrupa a diferentes organizaciones de los sectores más precarizados de la economía y que este año comenzó el impulso de su agenda política.

A pesar de los retos en el contexto de pandemia, también quisiera mencionar dos casos que ya impulsamos desde nuestro método de litigio preventivo.

El acompañamiento a la comunidad indígena zapoteca de Unión Hidalgo, en Oaxaca, que se convirtió en la primera comunidad en el continente americano en lograr suspender la construcción de un parque de energía eólica en su territorio, además de iniciar procedimientos legales en contra de una empresa francesa a resguardo de la Ley del Deber de Vigilancia de las Empresas de Francia y el otro caso es el caso del Ejido Dziuché pueblo maya que también logró defender y resguardar su laguna frente a un decreto del gobernador de convertirla en “reserva natural” para poder concesionar a la iniciativa privada.

En la apuesta de lo colectivo también realizamos 4 encuentros latinoamericanos para la construcción de medidas de seguridad comunitaria y del territorio dando como resultado un manual que sirve para repensar la seguridad desde los y las defensoras comunitarias.

Otro logro fundamental y que esperamos sea un aporte para el movimiento amplio de la defensa de los derechos humanos, es la Escuela de Justicia Transnacional, que es nuestra apuesta pedagógica para fortalecer las capacidades de las y los defensores de contextos locales enfrentando ya casos graves de violaciones a los derechos humanos que también es la apuesta para vincularnos y seguir tejiendo redes.

Ya contamos con 3 generaciones y 93 egresados y egresadas de la Escuela y este año con todas las dificultades que implicó, decidimos abrir la 4ta generación en un formato híbrido que incluye clases en plataforma con mentores, expertos y expertas, además de la esperanzas de hacer el último módulo en persona otra vez.

Hoy celebramos con todas y todos ustedes nuestros primeros 15 años; reconocemos en esta historia a las comunidades que han confiado en nosotras; a las trabajadoras y trabajadores; a las mujeres que enfrentan dobles y triples jornadas; a las organizaciones de la sociedad civil que han trabajado codo a codo con nosotras y nosotros; a nuestras familias y amistades; gracias de todo corazón. Sin su apoyo, hoy no estaríamos celebrando estos 15 años y sólo con su apoyo podremos celebrar los 30 años de ProDESC en un futuro no muy lejano. 

Los retos son enormes, los aprendizajes y sinsabores lo han sido también, pero construir en colectivo y de manera honesta nos da más posibilidades, pues como dice la socióloga Angela Davis, “Hay que actuar como si fuera posible transformar radicalmente el mundo, y hay que hacerlo todo el tiempo”.

Alejandra Ancheita y equipo de ProDESC.

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